Acomienzos de la década de los noventa la Iglesia católica bombardeó los oídos de millones de personas con algunos lemas publicitarios ocurrentes: “Todavía queda mucho por hacer. Por eso la Iglesia te pide más dinero” o “Hay cristianos de corazón, ahora es necesario que sean militantes”. Algunos años después, incluso algunos titulares de la contenida prensa burguesa se despachaban, en ocasiones irónicamente, cada vez que se encontraban sotanas debajo de algún escándalo financiero: “Una congregación de las Agustinas Misioneras primer inversor bursátil de Gescartera” o “El obispo de Castellón rebaja el sueldo a los sacerdotes tras perder dinero en bolsa” titulaba el periódico El Mundo el 17 de agosto de 2001 y el 31 de marzo de 2005 respectivamente. Son sólo una pequeña muestra que en última instancia no enseña más que la punta de un gigante iceberg. Pero, ¿de dónde sale el dinero de la Iglesia? ¿Qué cantidad de dinero recibe del Estado?
Como en tantas otras cosas, el Estado español sigue arrastrando las cargas del pasado. El régimen franquista profundizó en una estrecha vinculación económica entre el Estado y la Iglesia católica que aún hoy continúa y se mantiene intacta, como no ocurre en ningún otro país del entorno europeo.
La excusa de la
dichosa crucecita
Solamente a cargo directo de los Presupuestos Generales del Estado, la Iglesia
católica recibió en 2005 la nada desdeñable cifra de 141.469.680 euros (casi
tres millones de euros más que el año anterior). Esta cifra, que es un
escándalo ya de por sí, tiene poco que ver con el montante total que la Iglesia
recibe de todas las Administraciones públicas y, en teoría, responde a lo que
“voluntariamente” los contribuyentes dan a la Iglesia cada año a través de la
declaración de la renta. De todas formas, esto tiene una filosofía un tanto
peculiar: la Iglesia “calcula” la cantidad de dinero que necesita para sus
gastos, si con la crucecita no llega (que, obviamente, nunca llega pues, como
veremos, la Iglesia tiene unas aficiones inversoras un tanto caprichosas), el
Estado pone el resto a fondo perdido y sin obligación alguna de devolución.
Actualmente sólo el 33% de los contribuyentes pone la cruz en la casilla de la
Iglesia Católica. La Iglesia recibe por ello aproximadamente unos cien millones
de euros. El resto, hasta 141 millones lo pone, sin ninguna excusa de por
medio, el Estado. Es decir, en realidad sale de los bolsillos del 69% de los
contribuyentes que ha dicho que no quiere que el 0,5% de sus impuestos vaya a
la Iglesia católica. De todas formas tampoco hay muchas otras opciones: si la
crucecita la pones en la casilla “alternativa”, la que especifica “otros fines
de interés social”, existen muchas posibilidades de que tu dinero acabe
depositado en la cuenta corriente de alguna de las ONGs pertenecientes a la
nutrida red que posee la Iglesia. En 2005 la cantidad de dinero que el Estado
dio a la Iglesia como concepto de quienes han puesto la cruz en “otros fines”
ascendió a 14.500.000 euros. Una cantidad repartida entre Cáritas y
organizaciones como las Hermanitas de los ancianos desamparados o las Hermanas
Hospitalarias del Sagrado Corazón. Todo ello a pesar de que la cifra de quienes
ponen la X en la casilla de la Iglesia disminuye año a año y ha pasado, del 40%
a principios de los noventa, al 33% en la actualidad, con una imparable
tendencia a decrecer. Además, por si todo esto fuera poco, con la llegada del
PSOE al poder el “talante Zapatero” ha decidido hacer un regalo anual a cargo
de las arcas públicas y con dirección a las de la Conferencia Episcopal de 35
millones de euros extra al margen de lo que les correspondería “por ley” (El
País, 12/11/05). Estaría bien averiguar qué parte de esa cantidad ha ido a
costear los gastos de las manifestaciones reaccionarias que, desde la cúpula
eclesiástica, han convocado últimamente como la de hace unos meses en contra de
los homosexuales o la del pasado 12 de noviembre contra la educación pública.
Los beneficios
fiscales y la restauración de patrimonio
Pero aparte de la financiación descarada y directa, el Estado financia a la
Iglesia católica de forma indirecta a través de sangrantes beneficios fiscales.
La Iglesia católica está en la práctica exenta de pagar el IVA. Según la
mayoría de los juristas, algunos de los beneficios fiscales de los que goza la
institución eclesiástica (como la exención de IVA) son manifiestamente
inconstitucionales o chocan con la legislación europea. No obstante, aún no ha
salido ningún tribunal constitucional a “investigar” el caso, aunque la
Comisión Europea ya se ha quejado en varias ocasiones al Estado español por
esta sobrefinanciación irregular. Pero no es todo: algunas de sus dependencias,
incluidas las residencias de curas y obispos, están exentas de ciertos
impuestos, como el de Bienes Inmuebles o por licencias de construcción. Al
margen de que las obras, reparaciones, restauraciones, etc., en dependencias
propiedad de la Iglesia son financiadas por enormes ayudas de organismos
públicos de todo tipo, desde ayuntamientos y consejerías hasta el propio
Ministerio de Cultura. Por ejemplo, en Valladolid existe un convenio en vigor
para la rehabilitación de iglesias mediante el cual el arzobispado solamente
pone el 10% del coste total, mientras que el resto corresponde a las
instituciones públicas (Ayuntamiento, Consejería de Cultura y Junta de Castilla
y León). Existen muy pocos datos concretos del dinero que percibe la Iglesia de
las diferentes administraciones públicas con destino a conservar y mantener su
patrimonio (iglesias, catedrales u otros edificios de su propiedad), no
obstante, el pasado 17 de noviembre, la Cadena Ser hizo público un informe
elaborado por la Fundación Caja Madrid en el que sólo se desvelaban datos del año
2001, pero según el cual la Iglesia habría podido recibir de las diferentes
administraciones en concepto de “conservación de patrimonio” la astronómica
cantidad de 106 millones de euros, recaudada fundamentalmente de las arcas de
los ayuntamientos.
La educación
privada-concertada
Lo que la Iglesia católica ingresa por este apartado es escalofriante. Mientras
muchos centros públicos padecen situaciones penosas, con infraestructuras
escasas, masificación, falta de medios, etc., cada año el Estado deja de invertir
en la educación pública para regalar a los empresarios de la Iglesia católica
la gigantesca cifra de 3.017 millones de euros. No obstante, para poder
calcular esta cifra tenemos que remitirnos a 2003, último año del que hay datos
fehacientes. Según cálculos de El País (12/11/05), esta cantidad ha sufrido un
aumento anual hasta la actualidad de al menos el 2%. Con las transferencias en
materia educativa ya realizadas, la Administración que más dinero desvía a los
bolsillos de la patronal educativa católica es Catalunya, que destinaría 707
millones de euros al año, según datos del mismo periódico. Nada indica que el
tripartito PSC-ERC-ICV vaya a cambiar el panorama heredado por los 21 años que
ha estado CiU en la Generalitat. Le siguen, unos pocos cientos de millones de
euros por detrás, Madrid (PP) y Andalucía (PSOE) con 492 y 451 millones de euros
anuales, respectivamente.
La Iglesia y los
escándalos financieros
¿Qué hace la Iglesia con tantos millones? En los últimos años se ha demostrado
que una de las mayores aficiones de obispos, monjas, obispados y arzobispados
varios es invertir cantidades astronómicas en bolsa. Con lo cual tampoco es
nada raro que cada vez que se destapa un escándalo financiero aparezcan, muchas
veces, hábitos y sotanas dentro del tinglado. En el año 2001 estalló el
escándalo de Gescartera, por la desaparición de más de 108 millones de euros de
esta agencia de valores. El montante total al que ascendía lo que diversas
ONGs, congregaciones y obispados de la Iglesia católica tenían invertido ahí
era superior a los 15 millones de euros, con las Agustinas Misioneras Provincia
de San Agustín como primer inversor bursátil de Gescartera, con más de 3
millones de euros en la hucha. Cifras nada despreciables tampoco las que tenían
invertidas el Obispado de Astorga (312.048 euros), el de Palencia y el de
Valladolid (150.000 cada uno), Manos Unidas (318.000), el Obispado de Tuy, en
Vigo (30.000) y así un largo etcétera hasta alcanzar las 36 organizaciones
religiosas involucradas. De todas formas, esto es puramente orientativo, porque
los grandes brokers, como los arzobispados de Burgos y Valladolid, viéndolas
venir, ya retiraron previamente al escándalo 120.000 y ¡6.600.000 euros!
respectivamente.
Las inversiones y el
holding empresarial de la Iglesia
“El dinero de la Iglesia no puede estar en la luna, sino en los mercados”. Con
esta clarificadora frase, y sin ningún tipo de complejo, explicó en su día
Bernardo Herráez, vicesecretario para asuntos económicos de la Conferencia
Episcopal, a El País lo que la Iglesia hacía con “su” dinero cuando este diario
le preguntó acerca de la existencia de UMASGES, una sociedad inversora en bolsa
creada por la cúpula eclesiástica en 1999. Esta sociedad se pudo permitir el
lujo de perder en bolsa 2.500.000 euros al poco de su fundación (que se suman a
los 15 millones de euros que perdieron en Gescartera). UMASGES mantiene
inversiones en multinacionales como Nestlé o Nokia, en empresas como Iberdrola
y Sol Meliá o en bancos como el BBVA, BSCH o Credit Suisse. Por su parte el
obispado de Astorga (León) también posee su propia sociedad inversora,
“Vayomer”, creada también en 1999 con un capital inicial de 2.400.000 euros. En
los años siguientes a su fundación hasta el primer semestre de 2001, esta
sociedad cosechó un millón de euros en pérdidas. Además de todo esto, la
Iglesia también posee, como es de sobra conocido, la mayoría del accionariado
en otras empresas como la COPE o el Banco Popular Español entre otras.
¡Ni un céntimo
público más a las arcas de la Iglesia católica!
Todas estas cifras ponen los pelos de punta. El montante total que la Iglesia
recibe de las arcas públicas asciende, como mínimo, a más de 3.300 millones de
euros anuales. Tan sólo con el dinero público que se desvía a la Iglesia en un
año se podrían construir aproximadamente 1.100 institutos públicos con
capacidad para 500 estudiantes cada uno. El gobierno del PSOE tiene que poner
fin de inmediato a los reaccionarios Acuerdos del Vaticano y los sangrantes
privilegios y prebendas de la Iglesia católica.
Por otro lado, es evidente que la jerarquía eclesiástica no se cree ni de lejos
su propia doctrina y palabrería de caridad, solidaridad y dar sin recibir nada
a cambio y que lo que predomina tras los rituales, los cantos gregorianos, y
las sotanas de los obispos es la hipocresía. Es evidente a qué destina la
Iglesia el grueso de su dinero: inversiones en bolsa, crear empresas y acumular
patrimonio. Todo ello con el objetivo de aumentar su poder económico.
Seguramente también, de puertas para adentro, han asimilado esa ácida frase del
grupo argentino Les Luthiers que dice que, más allá de este mundo “es cierto
que existe una vida mejor… pero es muy cara”. Ciertamente, bajo este sistema,
no sólo es imposible lograr un futuro mejor sino que, quienes se lucran cada
vez más, lo hacen a costa de la inmensa mayoría.
Cálculo estimado del dinero recibido por la Iglesia católica de las arcas públicas en 2005 (en euros)
Conciertos centros privados-concertados………………...2.500.000.000
Sueldos profesores de religión……………………………….517.000.000
Aportación extra del Gobierno PSOE Zapatero……………...35.000.000
Aportación IRPF + dinero del Estado………………………..141.469.680
Aportación IRPF por “otros fines”……………………………...14.500.000
Aportación para “conservación patrimonio”………………..106.000.000
TOTAL…………………….3.313.969.680